Todos somos heroes, tambien villanos.
Todos somos victimas, hasta que decidimos ser victimarios.
La vida nos va empujando hacia rincones cada vez mas oscuros.
Segun mis calculos, eran cuatro, pero solo tres de ellos intentaron y logragron entrar a mi morada.
Para entrar a la casa de alguien, en especial a la mia, no hay que tener cojones. Despertarme en medio de la madrugada e intentar manosear a mis mujeres, eso si es tener cojones.
Lo primero que hicieron, ademas de romper el tragaluz del baño, fue tumbar todos los shampoos que algunas mujeres dejan aqui. Eso me desperto, pero intento volver a dormir. El tercer hombre tropezo con el borde de la bañadera, a estas alturas no solo estoy despierto, sino que me estoy encabronando.
Empieza el show.
La ultima habitacion de la casa, es la que utilizo para guardar herramientas, alli voy. Mientras los tres idiotas no paran de gritar que esto es un asalto, en la habitacion contigua.
Molly y Sally se llevan el susto de sus vidas, ambas estan muy buenas.
Molly venia de cuando en cuando a casa, se quedaba unos dias, cocinaba, teniamos sexo y me contaba las estupideces que cuentan las mujeres que estan buenas. Un dia, asi como habia llegado, se iba. Estaba bien.
Escucho que uno de los malhechores se pone cachondo al verlas en camison. Tendremos problemas.
Yo en el cuarto de las herramientas, buscando la adecuada.
Finalmente encuentro una llave inglesa de 40 cm, de la epoca en que manejaba el camion. Con un demonio, que epocas aquellas.
Era la adecuada. Alla voy.
Uno de los cabrones tenia a Sally por el cuello, mientras los otros dos estaban con Molly en el piso, intentando hacerle cosas.
Bajo la mirada hacia mi mano derecha. Agarro con fuerza la llave y levanto la mirada.
Los imbeciles del piso, para manosear a mi "amiga", dejan sus armas a un costado, mientras que el tercero se menea diciendole groserias a Sally al oido.
En el momento en que el que queda parado se pone enfrentado a una pared, salto desde la puerta hacia el medio de la habitacion. La llave y yo.
Uno de los del piso, se entretenia con las tetas de Molly. Estaba muy equivocado.
Le aterrice la llave justo entre la boca y la pera. El cabron casi queda parado del impulso que le imprimí. No creo que se levante. Queda sentado de culo, con la cara convertida en relleno de morcilla. Luego lo seguire moldeando a mi gusto. Tengo otros dos para divertirme por ahora.
Las chicas no paran de gritar y patalear. Nadie entiende nada.
Con la pierna izquierda pateo las armas que estaban en el piso.
A pesar de ser un enamorado de mi Colt Python .357, creo que las armas son para idiotas. El arte esta en otro tipo de violencia, y estas le quitan brillo.
El segundo que quedaba en el piso me mira, titubea. Error.
Con la pierna derecha le doy justo en la nuez. Me divierte ver la reaccion.
Despues de senda patada en la garganta, no hace mas que tirarse para atras, y tomarse con ambas manos, tociendo como una comadreja enojada.
Me regocijo por dentro. La experiencia en peleas no se adquiere leyendo, son años de peleas de bares y parajes de camioneros.
Solo queda uno, y siento ansias de volver a usar la llave.
Las chicas gritan, un tipo toce y el otro sangra.
Si hay algo que no les va a los ladrones, es la sicologia. No te conviene hacer nada, me dice el estupido que sostiene a Sally.
Vamos a hacerlo de un buen modo, le digo con una sonrisa. Le sugiero que deje ir a la chica, pero el cabron parece no querer escuchar.
Es lo mejor para todos, digo mientras doy un paso cortito.
Sally es una chica mas bien pequeña, y la cabeza del tipo queda justo sobre la de ella. Lo mido, reflexiono y escojo mi movida.
Mantengo el dialogo, para que siga distraido.
Otro paso corto, y ahi vamos.
En el momento en que baja el arma de la cabeza de la chica cargo con la llave en su frente. Cae como bolsa de yeso. Ella, salpicada por todos lados, no hace mas que gritar.
Vayan a otra habitacion les digo a las mujeres, que habian venido a visitarme por diversion y se habian llevado esta mala impresion. Los malditos se iban a arrepentir de la idea que tenian mis huespedes.
Una vez que las chicas se fueron, cerre la puerta y empece con mi arte. El unico que se encontraba conciente, era el que parecia comadreja, asi que solo repase el golpe que le habia dado. El iba a ser el ultimo en sufrirme, pero mientras tanto, seria publico.
Al que le habia dado en la frente, sin moverlo, comence a patearlo en las costillas. Solo de un lado, no queria dejarle ni una sana. Era el unico souvenir que se llevarian de esta casa.
Luego me tome el trabajo de cerrarle ambas manos y dejarlas apoyadas en el piso, para despues caerles con todo mi peso. Ya no podras coger un arma asi de simple, murmure alejandome.
El segundo tipo a intervenir era el que sagraba por la boca y la pera. A ese me tome el trabajo de quebrarle todos los dientes, nuevamente con la llave. Las tetas de Molly fueron las ultimas que chuparia en su vida. Para cuando termine, ni mejillas le quedaban al cabron.
Solo me quedaba el de la toz.
Aprovechando que este no estaba inconciente, y no podia gritar, empece a trabajarlo de los pies hacia arriba.
La llave inglesa ya estaba cubierta de este chocolate viscozo que le sale a la gente cuando me causa mala impresion, asi que la frote en su remera, mientras le sonreia, bien cerca de su cara. Limpie la llave de ambos lados, y la tome de la parte que tiene para ajustar. Al tipo parecian hundirsele los ojos, y agitaba la cabeza para los lados.
Las manchas de sagre dejadas por su compañero en mi pared, parecian mariposas. Eso me divertia, despertaba mi creatividad.
Arraque con sus canillas. Ese es un dolor inolvidable; Como yo. Le dije mientras levantaba la herramienta. Se la aterrice a unos 15 centimetros de la rodilla. El tipo se retorcio como una lombriz.
Para cuando termine con el, le dolia tanto todo, que ya no se retorcia, no podia ni hablar ni caminar. A duras penas podia ver.
Me saque la musculosa, me limpie como pude las manos y sali de la habitacion.
Las mujeres todavia moqueaban. Estaba histericas.
No lo recomiendo, dije, pero si las hace sentir mejor, pueden entrar en esa habitacion y cerciorarse de que esos tres se alejaran de la vida del crimen.
No sabia si llamar a la policia o a la empresa de recoleccion de residuos, pero por mi bien, llame a los primeros.
Despues de muchas explicaciones, intentos de idas y vueltas a la comisaria y mucho cafe, logre que se vayan y se llevasen con ellos a los tres desafortunados.
Esa noche ambas chicas tuvieron que dormir en mi cama.
Seguimos esperando que el cuarto tipo vuelva, mi llave y yo.
Hace 2 meses
1 comentario:
eso pasó de verdad???
sos mi héroe!!! jajaja
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