Fragmentos Varios

No me hacia falta mirar para los costados. Sabia que el estruendo llamaria la atencion, asi que sin titubear, desenfunde mi 357. Vi mi reflejo en sus ojos, que a esta altura parecian suplicar, pero las palabras no alcanzaban.
Me di tiempo para esbozar una sonrisa. Parado de lado, con el brazo derecho extendido, apuntando a su futuro cadaver.
El cromo de una Colt Python luce mejor los domingos soleados. Practicamente destellos que enceguecian.
Hubiera sido oportuno citar alguna frase de Pulp Fiction, pero prefiero el silencio. Se pueden escuchar hasta el roce de sus dedos cuando cierra la mano.
Pulgar derecho sobre el martillo. Queda poco.
Derrama una lagrima. No me moviliza, sigo sonriendo y mantengo las cejas arqueadas. Ya no me tiemblan las manos. No hay vuelta atras.
Una bocanada de fuego y el brazo se me dobla levemente a la altura del codo.
Lo que antes fue cabeza, ahora es confeti. Una lluvia de craneo, seso y sangre adornan la zona. Reincorporo la cabeza y el brazo. Todavia humea el cañon.
Despues de captar una imagen mental de la escena, y antes que lleguen las palomas a encargarse del festin que les dispuse, me voy.
Por hoy cumpli. Mañana saldre de nuevo a visitar viejas amistades del mismo calibre.

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Era el travesti mas feo que vi en mi vida. Los pechos no tenian simetria. La nuez se le notaba desde media cuadra. Los brazos. Los brazos me contaban que en un pasado cercano, habia realizado trabajos duros, se habia gando el pan.
Esperabamos el mismo colectivo. Entre el travesti y yo habia tres tipos.
Los hombres en manada son insoportables, y estos, ademas de ser manada, habian tomado mas de lo que les hubiera convenido.
Era un martes feriado, Junio. En esta epoca del año la conjuncion del frio, el viento y la soledad de los feriados, quiebran hasta al mas fuerte.
Uno de los tres hombres dirijio una mirada hacia ella. Para no tener problemas, ella les dio la espalda.
Llevamos cuarenta minutos esperando, y el maldito colectivo no viene. La calle esta totalmente desierta.
Los borrachos no paran de hacer comentarios sobre las proezas sexuales que demostrarian al travesti. Parecen no haberse percatado del grozor de sus brazos. De la promesa de fuerza en sus piernas.
Finalemnte arriva el colectivo. Fueron 45 minutos de espera tensa e insoportable.
Dejo que la señorita (por decision) suba primero, por una cuestion de caballerosidad, cuando uno de los borrachos, a la voz de " A donde vas, chiquita", me empuja, logro sujetarme del barral ubicado al costado de la puerta, quedo casi colgado.
El beodo hombre no tuvo mejor idea tocarle las nalgas. Con la ambicion de tocarlas a todas juntas, no queria desperdiciar ni el tiempo, ni la carne. La robusta señorita, se encontraba entre el segundo escalon y el pasillo del colectivo, con sus piernas derecha e izquierda respectivamente.
Desagradable, escupiendo al balbucear; el borracho grito: Dale puto, bajate que te gusta!
Yo seguia colgado de la baranda, suponia que esto pasaria rapido.
Pude ver como el travesti presionaba los caños del colectivo, hasta que no soporto mas. Por un segundo, todas las miradas se dirijieron a ella, y hubo silencio, de esos silencios que dan miedo. Giro la cabeza, mostrando todos los horribles elementos que componian su cara. Sin emitir si quiera una palabra, levanto la pierna derecha como si fuera a terminar de subir la escalera. No lo hizo.
Luego de levantarla unos treinta centimetros, bajo la pierna con toda la intensidad que la situacion ameritaba. Pude ver como el taco aguja, gastado por el peso de la corporeidad de este confundido ser, se incrustaba de a poco en la cabidad ocular del borracho. Se escuchaban salir sustancias viscosas, expulsadas con aire. Sangre y gritos. Si uno hubiera tenido que ponerle titulo a la situacion, ese hubiera sido. Sangre y Gritos.
Yo colgaba aun. El borracho gritaba. El travesti movia el talon como si estuviera pisando una cucaracha, y todos los liquidos y demas sustancias que se desprendian, me salpicaban, por proximidad.
Despues de unos segundos, la dama que no era del todo del sexo opuesto extendio su pierna con firmeza, a modo de despegarse a quien tenia alli atascado. El hombre cayo al suelo totalmente inanimado. Tanto fue asi, que al aterrizar, vino a darse la nuca contra el poste que sostiene la estructura de la parada del colectivo. Mas sangre. Ya no se escuchan gritos. Los colores ya no sorprenden.
Con el camino libre, me subo al colectivo. El silencio perdura, todas las miradas siguen dirijidas a ella.
Mientras el colectivo arranca, puedo ver por el vidrio trasero como va creciendo el charco de sangre en el que estan sopados los restos del que se creia vivo. La justicia tiene formas muy poco convencionales...

1 comentario:

Anónimo dijo...

amo leerte